lunes, 25 de enero de 2016

Me toca.

Me toca ver sus demonios, las intenciones. Me toca el intento de contagio con la verdad, me toca en respuesta una mirada ciega. 
A los locos y a los borrachos no se los mira a los ojos, será que eso pasa. Por otro lado, la escoria. Más bien el mismo lado. 
Bueno y por qué negar que me canso, no es tarea fácil. Decí que a mí siempre me tengo, y con la negra y mis páginas vamos llevandolá. Lento pero seguro, con muchas respiraciones de por medio y algún jugo detox para cooperar con los sistemas. 
La maga, pensar que apareció una por estos lados que se llama la maga. Pero la maga es Lucía, la maga nunca sería ésta Maga. 
No sobra la magia para todos, hay que querer verla, la magia es como ser feliz, lleva trabajo. Pero un horario impuesto si cumplido se reconoce con unas monedas y se roba el concepto de cuajo. Entonces queda el resago de egos alimentados de hipocresía e inseguridad, que se escupen unos a otros mediante danzas de la conquista burda y vacía en cuanto a lo físico y terrenal, nunca tan digno de llamarlo animal. Para qué tanto lío che- 
Ya ni sé lo que digo. Je ne sais quoi. 

Todavía no es temporada de soñadores.



No hay comentarios:

Publicar un comentario