La conversación poco a poco se dirigía al lugar de costumbre. Ella tanto había repetido, estaba cansada. Él, con el ahínco de no afrontar.
Una vez más iban a decirse cosas feas, que no tanto sentían sino más liberaban, y seguirían la semana como hubiese sido igual si no hablaban nada.
Dos almohadas que confortan la nube que los sumerge, el suponer de otra opción que jamás existió.
Ella de a poco va sintiendo menos, poco. No quiere estar nerviosa.
Ella... Sólo de ella puedo hablar. Sólo de ella sé.
lunes, 18 de mayo de 2015
Domingo que era Lunes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario