martes, 20 de octubre de 2015

Tazmania's knock.

Hoy fue un día de descubrimientos, varios, de esos que suplen todos los otros que pasaron bajo el titulo de normales.
Desnuda en cuerpo y alma ante el lente y el obturador, una vez más me encontré con ese placer tan grande que me desprende la expresión, de todo lo que hay dentro de mí, tanto que decir tienen mis ojos. Y pude decirlo, sacarlo, comunicar. Y el fotógrafo que hasta entonces era una persona más que vaya y pase, se convierte en cómplice y dispara el botón para congelar el momento. Conexión que trasciende palabras, planes o esquemas, una mirada ante otra y eso es todo. 
Cuán fascinante es para mí, burlar lo impuesto y desvelar lo indecible. Traerlo a la vida y a la piel, y hacer que cuente toda la existencia en una fracción de segundo. 
Después, cine y descanso after a day and a half of being awake. "Nunca dormí tan poco, tal vez viva demasiado". Indeed. 
El próximo paso ya decidido viviendo en la panza, como pocas veces con antelación (no la suficiente para ser llamado plan pero still), la imagen de ese asiento de avión y la incertidumbre después, justificada por el inminente encuentro, reencuentro, abrazo, conmigo. 
Impulso, acción, consecuencias, sentir. Impulso otra vez. 
Y en las últimas horas, madrugada que me abraza me atrapa me envuelve, la gratitud ante lo vivido, la experiencia que me autodesigno, el corazón que atiborro de latido, la obsesión electa ante tales situaciones, lo efímero inevitable, el constante renacer. 
No es tanto que la vida por algo te lleva a ciertos lugares, sino que siempre hay mil opciones. Sucede lo que sucede, y uno va viendo y sucediendo también. Me colma de calma la consciente inconsciencia, el descontrol como un monstruito que imagino onda demonio de Tazmania tocando la puerta, al que yo decido cuándo abrirle, cuántas cosas le dejo romper, y cuándo empujarlo para afuera hasta la próxima. Porque siempre habrá próxima mientras haya vida. 
Happiness is about nothing. 

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