jueves, 1 de enero de 2015

Un león se lame solo.

Lo mejor del año que terminó; cuánto pude aprender de mí. O le agregué a mi escencia. La pude fortalecer. 
Estuve en compañía de mis libros como en viejos tiempos de adolescencia. Y lo necesitaba más de lo que creía. Tuve la oportunidad de vivir el 2014 de diversas maneras, y confío en que elegí la mejor. No fue fácil, tomé la decisión y dejé mucho atrás, cosas que aún hoy después de un año, me cuesta soltar. Ya veré si se sueltan o no, por el momento no merecen ser soltadas. 
Y lo que viene ahora? Incierto, por supuesto, pero viene de la mano de la activación. Todo lo que aprendí, medité y flasheé en mi silencio casi autista y analítico del universo y de mí, a ponerlo en práctica. Qué resultará de eso! Jaja. Miede. 
A seguir viajando, conocer más gente y más mentes. Una del 2014 me dió información todo el año. Necesitaba de ese baldazo de nueva perspectiva. 
A ser fiel a mi escencia siempre. Más allá del amor y del resto. 
Y si me da miedo enamorarme por la entrega tan absurda y total que me pinta con ese estado, a esquivarle el bulto entonces. Como venís haciendo Cindita. Jaja, todavía andas viendo qué haces con esos apretujones de panza que te dan a veces por una foto o una canción de mierda. 
Me enfrento y reconozco que la vida de un artista tiene estas cosas. Encima quisiste flashear con otro artista. Tremendo lío. 
Dos artistas la pueden llevar una vez que el camino sea de adoquines me parece; mientras haya el barro que hay, mejor que cada uno vea como hace. Aunque te cueste, aunque hayas soñado con los prototipos clásicos de la familia y hayan parecido cerrarte, incluso tomaste un riesgo de generarte esa vida. Pero algo te mantiene en este camino. 
Muy individual, solitario. Estoy acostumbrada, creo que estoy curada de la soledad. Como buen león, me lamo sola. Me lastimo y me lamo sola. 
Ya no siento miedo. 
Un año nuevo que se me cae encima. Me encuentra preparada, enfocada. Fuerte. 

¡Vamos!

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