Adiós.

"...Puesto que no la amaba, puesto que el deseo cesaría (porque no la amaba, y el deseo

cesaría)..."

Cortázar y la locución me han hecho entender mejor. Quién eras tú, quién eres tú, ese, quien yo creía conocer.

Tú, que me has objetivado. Que con tus silencios perversos me has hecho pesar el estómago.

Al que le dije adiós con astenia, inevitable, insoportable.

Y yo, diciendo adiós: postal a la que cada día me acostumbro más.

Ataraxia al fin.