A la noche.
A la noche me viene la claridad.
Recorro los surcos y condono mis faltas, respiro y me quiero en paz, y no en guerra.
A la noche es, cuando el cielo descansa invitando a mi mente,
a seguir soñando sin pedir permisos ni disculpas.
En cada suspiro me permito exhalarte, dando gracias por poder cerrar los ciclos gastados,
cortarle el suministro a ese ideal que nunca fue y que no iba a llegar.
A la noche es, cuando sale la luna.
Y qué bueno que, todos los días, terminen con una.